por Martín Lucero – Secretario General SADOP Rosario
La realidad nos muestra que una buena campaña política es imprescindible para encarar cualquier aspiración de llegar al gobierno. Un buen slogan puede instalar una idea volviéndose esencial para ganar el favor del electorado y con ello definir una elección. "Síganme, no los voy a defraudar", "Salariazo y Revolución Productiva" "Dicen que soy aburrido… yo voy a terminar con esta fiesta para unos pocos", son algunos ejemplos de frases que entraron a la historia de la comunicación política. Lamentablemente también del fracaso de gobiernos y la devastación del Estado. Porque se puede ganar con un lindo slogan pero no se puede gobernar con meras consignas.
El equipo educativo del PRO para la Provincia de Santa Fe encabezado por el abogado Miguel Sedoff (abogado empresarial de entidades propietarias de escuelas privadas) ha presentado algunas de sus propuestas educativas en caso de ser gobierno. De manera rimbombante plantean como propuesta "una carrera profesional docente, a través de un sistema por el cual entrarán en una capacitación y como consecuencia de esa capacitación, habrá una mejora en sus sueldos". Como en muchos slogans lo que se presenta de la mejor forma oculta una intención perniciosa.
La vinculación entre sueldos y formación docente demuestra que la finalidad de la medida es lo económico no lo formativo. De hecho lo más revolucionario sería implementar políticas de formación universales, en servicio, gratuitas y permanentes. Incluso, porque no, pensar en períodos de tiempo pagos a lo largo de la carrera docente, donde el educador no preste servicios frente al aula y los dedique exclusivamente a la formación docente. Estos han sido reclamos históricos de los educadores que demandan acceso a formación y capacitación mediante políticas de estado que garanticen ese acceso.
Entonces, ¿Si la formación es universal, gratuita y en servicio, qué sentido tiene establecer diferencias salariales si todos los docentes del sistema accederán a la misma capacitación de calidad y en iguales oportunidades? Lo que oculta el planteo es la idea de segmentación. Que los que tengan ocupaciones familiares, altas cargas horarias, otros trabajos o algún impedimento que le dificulte el acceso a cursos fuera del horario escolar se quede con un sueldo menor. Y lo que es peor aún es que cuando el Estado perciba que se puede achicar la erogación presupuestaria destinada a salarios va a potenciar el rubro de la mal llamada capacitación en detrimento de los rubros generales que componen en salario. Es una lógica perversa, semejante a la del presentismo (no tan casualmente instalada bajo el gobierno de Reutemann) en la cual el componente variable se sujeta a un hecho que escapa a la voluntad del docente. Antes era la enfermedad y ahora es la posibilidad disponibilidad horaria del docente para su formación. Salvo que los "educadores" de PRO entiendan que la voluntad primaria del docente es no capacitarse.
Todo esto sin entrar a analizar que tanto sueldo como formación docente son temas del ámbito paritario y deben acordarse con los gremios allí representados, situación que los referentes del PRO parecen soslayar.
Para fortalecer el argumento se usa el Modelo de Shanghai donde se ponen de ejemplo las palabras de su ministro de educación que manifiesta "el 30% de los hoteles de Shanghai están ocupados por docentes del interior que se van a capacitar". ¿Es ese el modelo de formación docente que pretende el PRO? ¿Es el deseable?
Lo primero que surge a la vista son las notorias diferencias que existen entre Shanghai y Santa Fe, Rosario, Rafaela, Venado Tuerto o Reconquista. Mucho más aún con localidades más pequeñas y alejadas. Cuesta creer que se le pueda hablar a los esforzados y comprometidos docentes de Intiyaco, Aaron Castellanos, Humberto Primo, Vera o Sancti Spiritu de la realidad de sus colegios en relación con el modelo de Shanghai.
En segundo término llama la atención que se elogie la idea de que los docentes ocupen hoteles en la capital ya que esto implican que se tienen que desplazar de su lugar dejando sus obligaciones familiares y comunitarias, sacrificando tiempo libre y erogando de su bolsillo gastos extras. ¿Este es el modelo que se pondera? ¿Qué tiene de bueno? Sin dudas lo mejor es promover una capacitación situada, en el lugar de trabajo o en la localidad, en horas de servicios y sin costo extra para el docente. La transformación educativa no pasa por importar un modelo, pasa por garantizar el acceso a bienes sociales y culturales de manera concreta. En ese camino van los acuerdos de formación docentes emergentes de la paritaria que, aún con cosas por mejorar y profundizar, son el camino a seguir en tanto universales, gratuitos y esencialmente inclusivos.
No deja de llamar la atención que se separe "la carrera profesional docente" del marco de la paritaria. ¿Se piensa en una formulación impuesta que excluya la opinión de los docentes?
Como puede verse el debate sobre la carrera docente no se soluciona con un slogan ni con una lluvia de ideas tiradas sobre una mesa cual intercambio de estudiantes en un trabajo en grupo. La formulación de políticas públicas exige un diagnostico real, no basado en prejuicios y con un acabado conocimiento de la realidad. Es fácil comprar "recetas enlatadas", es difícil aplicarlas e imposible hacerlas exitosas.
Porque una elección se puede ganar con un Slogan. Pero se gobierna con proyectos, equipos capacitados para la gestión pero esencialmente con sentido común.