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“Estamos donde tenemos que estar”

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Por Loreley Flores | Agencia Sin Cerco

¿Estamos donde tenemos que estar?

En Argentina, en el año 2006 se promulgó la ley 26075 de Financiamiento Educativo que, entre otras cosas, estipulaba el aumento del gasto en Educación hasta alcanzar el 6 por ciento del Producto Bruto Interno. Además, en su artículo 10 establece que “el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología juntamente con el Consejo Federal de Cultura y Educación y las entidades gremiales docentes con representación nacional, acordarán un convenio marco que incluirá pautas generales referidas a: a) condiciones laborales, b) calendario educativo, c) salario mínimo docente y d) carrera docente”. En 2008, comenzó por primera vez una paritaria nacional docente y otorgó a los y las docentes el derecho “a la negociación colectiva nacional y jurisdiccional”. En estos días, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina -CTERA- expresó en un comunicado que “la Paritaria Nacional Docente es una conquista histórica de los trabajadores de la educación organizados sindicalmente, que significa mucho más que discutir el salario mínimo una vez al año. Representa la invalorable posibilidad que tienen los docentes para defender y ampliar sus derechos laborales, como así también el derecho de toda la sociedad a tener una educación pública, inclusiva y de calidad.” También sostuvo que trasladar el conflicto a las provincias redundaría en “la profundización de las desigualdades (ya que) estarán condicionadas no solo por las posibilidades y recursos diferenciados que ya existen entre las regiones, debido a los diversos desarrollos de los sistemas productivos que claramente segmentan al país entre las ‘provincias pobres’ y las ‘provincias ricas’, sino también por los mecanismos de extorsión y del ‘uso de la chequera’ con que el poder ejecutivo nacional se maneja respecto de los gobernadores para imponer sus condiciones; lo que en el campo educativo ya se ha manifestado a través de la subejecución del presupuesto nacional destinado a las provincias y el desmantelamiento de la mayoría de los programas nacionales socioeducativos y de asistencia a las jurisdicciones”.

Hablemos de huelgas

El artículo 14 bis de la Constitución Nacional expresa que “queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga”.  El derecho a huelga pertenece a la categoría de derechos colectivos o gremiales y está expresamente reconocido por la Constitución Nacional y las provinciales.

Sin embargo, a las personas que ejercen la docencia, tanto el gobierno como parte de la sociedad, les exige otra cosa. Que la vocación les alcance para vivir dignamente, que no pretendan una remuneración justa por su trabajo, que no ejerzan el derecho a huelga, que se hagan cargo de los niños, niñas y adolescentes así no entorpecen las actividades del resto de la sociedad, que no participen en sindicatos, que abandonen las luchas, que se banquen la estigmatización de la vagancia y ¡que se dejen de joder! O sino que aguanten los palos y la represión. 

En cambio, hay quienes reconocen en esta lucha a personas de laburo con derechos. Por suerte, hay quienes pueden ver que están dando una batalla que es de toda la sociedad, y que siguen enseñando a pesar de la lucha y a través de ella. Por eso, es que organizaciones sociales, de derechos humanos y partidos políticos realizaron un abrazo simbólico a la Escuela Itinerante que comenzaron a levantar frente al Congreso, al día siguiente de que la policía los reprimiera y los desalojara del lugar. El ministro de Educación nacional -Esteban Bullrich- justificó la agresión de la policía con palos y gas pimienta diciendo que “es parte de educar también”. Por suerte, quienes estaban ahí -que sí eran docentes- no bajaron los brazos y hoy la Escuela está de pie y dando cátedra.

¡Presentes!

La plaza estaba recargada de energía: de un lado la Escuela , del otro la fiesta de las Madres por los 40 años de militancias y de rondas. Los abrazos corrían y la gente se reconocía y refugiaba en ellos, la música de Liliana Herrero y Arbolito eran parte del paisaje y de este día de clases en la Escuela Itinerante. Sin Cerco habló con distintas personas que viajaron desde nuestra ciudad para decir:¡presente! y no perderse esa clase magistral.

Martín Lucero -secretario general de SADOP Rosario- estuvo ahí y lo primero que sintió, al encontrarse con sus compañeras y compañeros de Amsafé, es que lo recibieron con alegría. “Enseguida se formó un espíritu de confraternidad y me emocioné apenas llegué, pero con una emoción profunda, de esas que te quiebran. Lo que se percibe es el respeto y el afecto, todo lo contrario a lo que te muestran algunos medios.” Es que cuando los y las maestras itinerantes salen a la calle, con sus guardapolvos blancos, reciben cariño de la gente. “Nadie duda de que es una escuela y sabemos que la escuela es un lugar de crecimiento, no es un lugar de enfrentamiento, no es un lugar de odios, es un lugar de amor y aquí lo que se percibe es mucho amor. La Escuela Itinerante es una gran muestra de afecto.”

Es un lugar de encuentro, de camaradería y de fortalecimiento gremial. “Se respira cariño, compromiso, lucha y militancia”, cuenta Martín y agrega: “Es una gran estructura de afecto por la causa, por la educación, por el otro. Es una obra de amor”. Y eso se nota en las caras de la gente que se acerca para pedirles que sigan adelante.

La de la docencia es una lucha histórica en defensa de la escuela pública y de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras por mantener un salario digno y sus puesto de trabajo. Marcela Isaías- periodista especializada en educación- nos cuenta que apenas ingresó al aula sintió emoción en estado puro. Afuera circula mucha gente, organizaciones sociales y docentes y eso ya es un mensaje en sí mismo.

La Escuela Itinerante está instalada frente al Congreso, en un lugar muy simbólico porque fue precisamente ahí donde estuvo la Carpa Blanca desde 1997 a 1999 -momento en que se promulgó la ley de Financiamiento Educativo-. Durante 1003 días docentes de todo el país se turnaron para hacer ayunos rotativos en lucha por más fondos para la educación.  “Hay un árbol que se plantó en ese momento ahí y que hoy está crecido”, cuenta Marcela. “Dentro del aula hay muchas marcas de las luchas docentes, es imposible al entrar no hacer ‘puchero’. Me contuve por un rato, pero era difícil porque estaba rodeada de historias de vida, historias de maestras y maestros”.

¿Pública o Privada?

Para el presidente -Mauricio Macri- la educación pública es un agujero o un pozo en el que se cae por accidente o necesidad. Tal vez eso justifique el desfinanciamiento y abandono que vivió la educación pública durante su jefatura de gobierno en CABA.

Para Martín Lucero, el ataque contra la escuela pública es parte del ajuste. “Cuando Macri empezó a buscar argumentos para demonizar a la escuela estatal, lo único que hizo es pararse en todos los prejuicios que hay sobre el sistema educativo e intentar disciplinar el reclamo de los maestros a través de la desinversión que no es solo salarial, sino que afecta a todo el sistema. Para nosotros, este enfrentamiento público versus privado es una mentira. Quienes trabajamos en uno u otro espacio sabemos que la educación es una sola y los problemas que tiene la educación son los mismos. Tenemos compañeros que van a trabajar enfermos y no lo podemos evitar por la falta de políticas del Estado, el modelo que propone Macri es el de las peores patronales, el quiere que los docentes vayan a trabajar enfermos, con problemas y ese es su ideal. Ahora, la escuela privada que él sueña o plantea tampoco existe. La disyuntiva pública o privada es falsa y solo busca desfinanciar el sistema educativo. En la década del 90 cuando el Estado se retiró, a la escuela privada le fue muy mal y quedaron muchos compañeros sin trabajo. Sabemos que el verdadero debate no es escuela pública versus escuela privada, sino educación popular versus educación de élite”, afirma Martín. Y es inevitable preguntarse -en un escenario tan regresivo en materia de derechos como estamos viviendo- si se considera a la educación un derecho, una mercancía o un privilegio.

¡Fuerza! Luchamos con ustedes

Pero ahí están ellos y ellas, llegaron desde Neuquén, Rosario, La Pampa y de tantos otros lugares del país para hacer lo que hacen a diario, ponerse el guardapolvo y enseñar. Gonzalo Ramírez Flores estudia profesorado de educación física en el ISEF 11 de Rosario, como tantos y tantas otras. Su familia tal vez le haya sugerido que estudiara otra cosa, alguna carrera con más salida laboral o que sea más rentable, pero él eligió seguir lo que es su vocación, la docencia.  Llegó un sábado a la Escuela Itinerante, en medio de cientos de encuentros y coincidencias que solo él podría narrar. Desde el centro de estudiantes del que forma parte apoyan las luchas docentes y afirman que en la lucha también se está enseñando. “Abrazarse fue la consigna de quien coordinaba y en medio de la energía de juntar los cuerpos, de sentir la proximidad del otro -y de la Patria- y de sabernos en compañía, nos llegó la noticia de que las Abuelas habían recuperado al nieto 122. Se respiraba una energía imparable”. Lucha y más lucha. La inagotable, la que enseña, la que marca rumbos, la que no se abandona. La emoción no cabía, la energía se transformaba en saltos y cantos, sonrisas y risas. “Había un microclima en la plaza -desde donde estaban las madres hasta la Escuela- que hablaba de algo que los medios hegemónicos no muestran y que no comprenden: intereses colectivos, redes que fortalecen, trabajo cooperativo, lazos de afecto que sostienen”, dice Gonzalo. En ese momento, no había policías y la gente que pasaba dejaba mensajes de apoyo, desde un colectivo gritaron:”No abandonen la lucha. ¡Fuerza! Luchamos con ustedes”.

Sin embargo, mientras escribimos esta nota, leemos en la página de la CTERA que: “Hace tres días que una camioneta de la policía está filmando a la escuela itinerante. La CTERA realizará una denuncia ante esta intimidación y exige al gobierno nacional que cese con este accionar de espionaje y amedrentamiento hacia los docentes”. Además, escuchamos al ministro Bullrich hablar sobre la incorporación de religiones en las escuelas, no habló de la ley de Educación Sexual Integral -ESI-, solo habló de religión. Sonia Alesso -secretaria general de CTERA- le contestó a través de una nota de opinión que se publicó en Página 12, reproducimos un fragmento: “La decisión de no imponer una orientación confesional en la Educación Argentina, tiene un direccionamiento modernizador e igualitario que como sociedad debiéramos intentar profundizar y ampliar en lugar de desandar. El sistema educativo proyectado por Domingo Faustino Sarmiento a fines del Siglo XIX, contemplaba, al mismo tiempo que la responsabilidad del Estado nacional sobre la formación integral de los ciudadanos, la limitación del accionar de las iglesias en el espacio público. La propia Constitución de 1853, de corte liberal, distingue las esferas de lo público y lo privado. La libertad de culto y los valores religiosos cuya libre elección el Estado debe garantizar corresponden a las ‘acciones privadas de los hombres’ -art 19 CN-. Es preocupante que cuando el Ministro valora elementos del pasado en relación a la educación, haga prevalecer desafortunadas metáforas sobre la Campaña del Desierto por sobre las directrices laicistas, tolerantes e igualitaristas que signaron el desarrollo de la escuela pública argentina.”

La Escuela Itinerante es una forma creativa de lucha y protesta que está llevando adelante la docencia en defensa de la educación. Esta educación que nos acompaña desde los 3 o 4 años en la construcción de quienes somos en lo individual y en lo colectivo. Esta educación que debiera tender a ser cada vez más libre e igualitaria es la que desde Cambiemos quieren cambiar, ensuciar y ahogar. Esta educación gratuita y laica a la que el gobierno desfinancia y pretende ganarle una “pulseada” es la que tenemos que defender como sociedad toda. Por eso, mientras asiste a una clase en la Escuela Itinerante, Gonzalo que pronto será docente, enreda sus brazos con otros desconocidos y tan familiares a la vez y afirma: “Estamos donde tenemos que estar”.