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Los padres, los principales culpables de los hechos de violencia en las escuelas

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Ni los maestros ni los medios: los padres son los principales responsables de los hechos de violencia en las escuelas. Esta es la principal conclusión de una encuesta de opinión reciente realizada a pedido del Sadop Rosario. Afirman que la inesperada respuesta confirma que "la escuela no es una isla" e invita a trabajar desde otra perspectiva la complejidad del problema.

El estudio de opinión pública se realizó en Rosario el fin de semana del 30 de junio y el 1º de julio pasados. Estuvo a cargo de la Consultora Estrategia Ge. La pretensión fue conocer la percepción de la opinión pública sobre los hechos de violencia que se dan en el ámbito educativo.

Los principales resultados indican que "9 de cada 10 rosarinos han escuchado sobre algún caso de violencia en las escuelas". Y que al consultar sobre los responsables de estos hechos las opiniones se centran en la familia/los padres en el 25 por ciento y en la sociedad/lo social en el 15 por ciento. Muy detrás se ubica a la escuela/los maestros, en el 8 por ciento; en el mismo porcentaje se ubica a todos los actores (padres, maestros, alumnos).

Más datos. Muy detrás la opinión pública culpa a los medios de comunicación (4 por ciento), al gobierno (3 por ciento), y en último lugar se ubica a la desigualdad social, el sistema educativo, la droga y a los jóvenes y niños. Un buen porcentaje (21 por ciento) no contestó o no supo qué responder.

"La escuela, los maestros y el resto de los integrantes del sistema educativo no son percibidos como culpables de la situación. Tampoco es amplia la imputación a los medios. La opinión pública ubica las causas en el entorno familiar de los alumnos y en los niveles de violencia en los que está inmersa la sociedad en general", sintetizó el consultor y analista que dirigió la encuesta, Lucio Guberman.

Para el especialista, "cómo cambia la percepción a priori sobre esta responsabilidad con la encuesta es el dato fuerte del estudio".

"Estoy cansado de ver resultados obvios en las encuestas, pero en este caso fue al revés: lo que aparecía como la respuesta más obvia, que la gente le eche la culpa al sistema educativo y a los medios, no pasó, sino que dice «somos nosotros, los padres o la sociedad como es»".

Explica entonces que "se mira a la propia familia, a los padres, son los que la gente identifica como responsables de que los chicos tengan conductas violentas".

Frase conocida. Guberman —quien es además director del posgrado en comunicación política en la Universidad Nacional de Rosario (UNR)— confiesa que le llamó la atención cómo se cumple aquí "esa frase tan trillada de que «la escuela no es una isla», y afirma que todo lo que pasa en la sociedad repercute en ella".

Otro dato llamativo que apunta el analista es que "luego de la inseguridad (aunque muy lejos aún de ésta) la educación en general empieza a aparecer como una preocupación y demanda insatisfecha exigida por los ciudadanos".

Razones del estudio. Las agresiones, peleas, insultos entre alumnos y hasta la aparición de armas en las aulas o en la escuela cobran cada tanto un lugar relevante en las noticias.

"Pedimos la consulta porque estamos preocupados por la percepción que se está dando en la sociedad acerca de la violencia en las escuelas", dice el secretario general del Sadop Rosario, Martín Lucero. Opina que lo preocupante de los últimos casos es que "lo que antes se resolvía en los colegios, con los propios regímenes disciplinarios, hoy terminen con denuncias en la policía, por ejemplo".

Entonces lo que está cambiando —agrega— "es la percepción que se tenía de la disciplina escolar". "Lo que está en cuestión ahora es la escuela, hay una pérdida de autoridad, se cuestiona todo lo que sale del colegio: desde la calificación que reciben los chicos, hasta cómo se manejan los problemas disciplinarios".

Esto deriva en que "en algunos sectores de la sociedad, en especial los de clase media, le cuestionan a la escuela la capacidad que tiene para resolver problemas. Entonces, como no se confía en la maestra, en la dirección, se va directamente a la policía. Y eso nos lleva a pensar cuál es el rol de las autoridades educativas, porque evidentemente no estamos dando el nivel de seguridad que exige la demanda", alerta Lucero.

El dirigente expresa que las respuestas del sondeo le llamaron la atención "en positivo": "Uno de los motivos para encargar el estudio fue la sensación de pesimismo que queda cuando en la semana aparecen cuatro tapas de diarios con situaciones de violencia en las escuelas. El hecho de poder sondearlo y hablarlo aporta consideraciones nuevas".

Contrato a recuperar.Indica que el resultado es una punta para tratar con los padres. "Lo hemos dicho muchas veces: hay que volver a resignificar el contrato simbólico que hay entre familia y escuela".

"Y en ese sentido —agrega— la formación en los valores, entre ellos el de la convivencia que lleva a la no violencia, tiene mucho que ver la familia, incluso más que la escuela".

Para Lucero la problemática requiere de un abordaje especial: "Tenemos que adaptarnos a las nuevas demandas y culturas. Lo peor que nos puede pasar como educadores es creer que la escuela se ha vuelto un lugar violento. El día que nosotros creamos eso es porque perdimos una batalla simbólica importante. Si perdemos el espacio de la formación de valores, estamos perdiendo una buena parte de lo que nosotros tenemos que trabajar".

El dirigente de Sadop dice que le preocupa cómo se retrata lo que pasa con un alumno que termina en la policía o ante la Justicia, y es tratado como un delincuente. También que cada vez más aparezcan en el escenario escolar agentes externos que antes no estaban, como el caso de los abogados que ven en estos hechos un nuevo campo laboral.

Más sobre la encuesta. La encuesta que se realizó es por muestreo, se seleccionaron al azar diferentes sectores de la ciudad, y se consultaron a 400 personas mayores de 18 años, de distintos sexos y condiciones socioeconómicas.

Según explican desde la consultora, se trata de una encuesta cuantitativa, que es una herramienta más de investigación, entre tantas otras.

 

Publicado en diario La Capital