Las escuelas técnicas

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Por Fernado Pisani (*)

En estas últimos meses desde distintos lugares de la provincia se ha reclamado sin mayor suerte en contra de la reforma curricular que está imponiendo el gobierno provincial y que afecta a las escuelas secundarias, en particular a las técnicas, y también sobre la problemática de la validez nacional de los títulos.

Que en algunas escuelas se llegara a medidas extremas como su toma o el corte de calle son ejemplos de la incertidumbre de estudiantes y un larvado malestar docente. Las respuestas tranquilizadoras y convincentes de las autoridades provinciales son del mismo tenor que las que nos daban los gobiernos provinciales que años atrás aplicaban la Ley Federal de Educación mientras hacían desaparecer la formación de técnicos del sistema educativo.

Para qué técnicos si la industria argentina debía desaparecer.

Así la provincia de Santa Fe en los 90 hizo desaparecer lo títulos de técnico mecánico, electricista, electromecánico, aire acondicionado y tefrigeración, químico, entre muchos otros.

Pero hubo un 2001 y un 2003 y a partir de un modelo de país opuesto al del neoliberalismo, en el 2005 se aprueba la Ley de Educación Técnico Profesional que hace volver a las escuelas técnicas, sus talleres, sus carreras de seis años, sus títulos técnicos. ¿Aplicó Santa Fe esa ley? ¿Volvieron aquellos títulos técnicos? No.

La primera gestión luego de esa ley, —ministra Adriana Cantero, bajo la gobernación de Obeid— hizo todo lo posible para evitar su aplicación y mantuvo los planes de estudio de la Ley Federal, con algunos cosméticos luego de la Ley de Educación Nacional que eliminó a la anterior en el 2006.

También el gobierno de Binner impidió la vuelta de aquellos títulos técnicos y mantuvo los mismos planes de estudio de la ley Federal (en realidad no hizo nada de nada, perdimos cuatro años más). Y la actual gestión de Bonfatti continuó lo anterior, y frente a los reiterados reclamos de las escuelas técnicas, de que abandonemos de una vez los planes de estudio de la Ley Federal, baja a las escuelas un plan de estudios coherente con los mismos principios que los llevaron a votar en su momento a favor de la ley Federal y luego en contra de la Ley de Educación Técnico Profesional.

Ataca a los talleres, bajándole 216 horas en los primeros años de la formación del técnico. Impide que las escuelas sigan teniendo todas las rotaciones (talleres), entre otras medidas que debilitan la formación de un buen técnico, pretendiendo o provocando que del técnico sólo se cumplan las apariencias. Tal vez pensándolos a estos como obreros calificados o como mano de obra para ciertos puestos de trabajo.

¿Validez nacional de los títulos? La pregunta si tienen los títulos validez nacional, en realidad está mal formulada . ¿Tienen en realidad siquiera validez provincial?

De entrada respondamos: esos títulos que mencionamos que concitaban la mayor demanda entonces, ni siquiera tienen validez provincial. En algunos casos siguen prohibidos de hecho en la provincia, como lo hizo la Ley Federal, y en otros casos la provincia dice que los va a aprobar pero no lo ha hecho.

¿Entonces, qué títulos otorgan las escuelas hoy?: los títulos técnicos que nos concedieron a las escuelas bajo la Ley federal, con los planes de estudio de la ley federal y con la aprobación provincial y validez nacional que se consiguieron bajo la gestión de Carola Nin (2004-2005) y que hoy han sido reconvertidos con nuevos trámites pero sin cambiar la base de la ley federal. Con planes de estudio que las escuelas deben hacer malabarismo para formar un buen técnico a pesar de ellos.

¿Y que hay de la reforma curricular que se está imponiendo? La palabra imposición no se debe solamente a la falta de participación real de las escuelas e incluso a la oposición a los mismos desde los profesores de historia en adelante. Porque en realidad el gobierno electo tiene el derecho —y la obligación— de dotar a la provincia de los planes de estudio de las escuelas y en ese sentido no podría hablarse de imposición. Pero el gobierno electo, no un funcionario no electo.

El diseño curricular bajado de a las escuelas es una resolución ministerial y lleva la firma de la ministra de Educación. Pero a menos que la provincia haya cambiado la Constitución y no nos hemos enterado, todo plan de estudio, todo título técnico, para que tenga validez provincial debe ser firmado por el gobernador mediante un decreto (que también firma el ministro), como ocurrió siempre en Santa Fe y tal cual establece la Constitución Provincial, en el artículo 72º, Inciso 4, donde confiere atribuciones al Poder Ejecutivo para dictar normas de ejecución de carácter educativo. Es más, la propia Constitución establece sobre los ministros, en su artículo 75 que sólo pueden resolver por sí mismos en lo concerniente al régimen administrativo interno de sus respectivos departamentos y dictar providencias de trámite.

Por supuesto que puede que exista un decreto que establece para la provincia los títulos y planes de estudio de los técnicos: mecánico, electricista, aire acondicionado y refrigeración, electromecánico, entre otros y yo, y muchos como yo, lo desconocemos. O que hubo reformas constitucionales en Santa Fe y yo reconozco que no soy ni abogado ni constitucionalista, sino simplemente un docente. Pero con el conjunto de desprolijidades e improvisaciones que hemos vivido en todos estos años bajo Reuteman en adelante, los que terminan siendo conejitos de india son nuestros alumnos y alumnas.

Como docente sí puedo saber que hace muchos años que la provincia ya no forma esas tecnicaturas. ¿Acaso no son necesarias para nuestra sociedad por ejemplo un técnico electricista? Y también sé que en los próximos años tampoco saldrá algún alumno con esos títulos, pues ni siquiera están cursando el primer año de seis. Pero lo que más sé y deberíamos tener en cuenta todos, es que cuando un alumno o alumna sale con un título bajo el brazo está habilitado legalmente para ciertas tareas y responsabilidades profesionales, tareas que en definitiva afectan y pueden poner en riesgo materiales, instalaciones, propiedades y fundamentalmente la vida de otros y la propia. El título habilita, pero ¿está realmente habilitado o el título será un papel, una estafa que hace el sistema educativo a la sociedad, a las empresas, a las familias y en primer lugar al propio egresado o egresada?

Cuando docentes y directivos de escuelas técnicas piden participar en la elaboración de los planes de estudio, no es meramente un capricho o una exigencia personal de ser tenido en cuenta en función de un discurso democrático. No. Es en primer lugar y por sobre todo un ejercicio de responsabilidad.

Esos directivos y docentes saben que en definitiva quien da la cara es la propia escuela. Que los que están en el gobierno de turno pasan y las escuelas y docentes quedan. Que son los estudiantes quienes pagan las consecuencias de decisiones que en un primer momento parecen sin mayor trascendencia, como bajar la carga horaria de los talleres de 12 —o más— horas semanales a 10 horas. Y tantas otras medidas pequeñas dictada por el mismo tipo de funcionarios y especialistas que tanto daño han hecho al sistema educativo.

Los talleres son la columna vertebral de la escuela técnica. Su jerarquización o su desjerarquización implica con claridad qué tipo de escuela técnica se quiere, qué tipo de técnico quiere la provincia de Santa Fe que promuevan dichas escuelas. Si será un título buscado, reconocido o si será un título de segunda o incluso despreciado por las empresas, como lo hacen hoy con el Polimodal.

Las escuelas comprometidas con su identidad y su historia, sus directivos, sus docentes, saben lo que es necesario para formar un buen técnico, una buena técnica. Sería bueno que se las escuchara y aceptaran sus sugerencias.

(*) Docente de escuelas técnicas de la provincia de Santa Fe